Hendidura

Autorretrato
Holismo




En algún momento se inició mi travesía entre dos mundos,
la brecha contráctil que da a luz mi suceso.

El reloj, tic tac inconsecuente,
rueda, y se desarma en las brisas
de este opúsculo circular.

La noche, que tantas veces
me digirió en su boca,
me abstrae liquida.

Cambié mi centro reflexivo;
ese espejo en que el yo se ve,
mitad muerto, mitad vivo.

Mi viaje onírico a veces parte
desde la pierna ulcerada de Bibín,
su olor a cera dulce persiste aún en los espacios.

Se destiñeron hace tiempo
las palmas del domingo de ramos,
extraño arreglo que adornaba las entradas,
su emblema, hecho cruz,
musitaba:
¡misericordia, Señor, misericordia!

En el rostro de abuela se reflejaba
una crédula expresión.

El Cristo permanecía clavado
en los marcos de aquellas puertas,
y, no sé cómo, redimía el oprobio que revestía
de verdes desesperanzas a las paredes.

Mi opúsculo, con la certeza de una flecha perdida,
ensarta, discurre por la brecha de una ecuación
en la que yo soy el símbolo impredecible,
la disipación de las palabras,
el holismo de todas mis partes rotas.

E. Roxane Aristy